Los escritores del Antiguo Testamento tenían a su disposición numerosos términos cuando describían al ser humano. Quizá el más importante, que aparece quinientas sesenta y dos veces, es adam. Esta palabra se refiere a la humanidad (en la que se incluyen tanto hombres como mujeres), como la imagen de Dios y el punto culminante de la creación (Génesis 1:26-28; 2:7). La humanidad fue creada después de celebrarse un consejo divino especial (v. 26), según el prototipo divino (vv. 26-27), y fue colocada en una posición exaltada por encima del resto de la creación (v. 28). Los escritores bíblicos empleaban la palabra adam con el significado de "humanidad" (como sustantivo) o de "humano" (como adjetivo). Con menor frecuencia, la palabra se refiere al ser humano llamado Adán.
Otro término genérico, que aparece cuarenta y dos veces en el Antiguo Testamento, es enosh, una palabra cuyo significado principal es el de "humanidad" (Job 28:13; Salmo 90:3; Isaías 13:12). En ocasiones, la palabra se puede referir a una sola persona, pero sólo en el sentido más general (Isaías 56:2). El término ish, que aparece dos mil ciento sesenta veces en el Antiguo Testamento, es un término más especializado, que se refiere al hombre como varón, o esposo, aunque algunas veces el escritor usa ish para hablar de la "humanidad" en general, especialmente cuando quiere distinguir entre Dios y ella. Los escritores del Antiguo Testamento utilizaron el termino guéver sesenta y seis veces para describir juventud y fortaleza, usándolo a veces hasta para referirse a mujeres y niños. Hay una palabra relacionada, guibbor, cuyo significado típico tiene que ver con hombres poderosos; guerreros o héroes.
Pasando al Nuevo Testamento, hallamos el término ánzropos, que significa "humanidad" en términos generales, para distinguir a los humanos de los animales (Mateo 12:12); los ángeles (1 Corintios 4:9); Jesucristo (Gálatas 1:12, aunque Él es el ánzropos de Filipenses 2:7 y 1 Timoteo 2:5); y Dios (Juan 10:33; Hechos 5:29). La palabra anzrópino también separa a la humanidad de los animales en el orden creado por Dios (Santiago 3:7); además de distinguir en ocasiones entre los humanos y Dios (Hechos 17:24-25; 1 Corintios 4:3-4). Algunas veces, Pablo usa anzrópinos, con la connotación de las limitaciones inherentes al ser humano (Romanos 6:19; 1 Corintios 2:13).
Debido al uso genérico de términos como adam, enosh y ánzropos, los creyentes deben tener cuidado a la hora de desarrollar doctrinas que distingan entre los papeles masculinos y femeninos. Numerosas versiones modernas no distinguen entre los términos generales y los términos que especifican género. Incluso cuando se usan palabras orientadas de manera más específica al género (como ish o guéver en el Antiguo Testamento, y onér en el Nuevo), es posible que la enseñanza no se limite al género al que se está dirigiendo, porque muchas veces las palabras se superponen en cuanto a su significado. Por ejemplo, aun la palabra "hermanos" (adelfói), normalmente un término específico para un género, incluye de manera implícita con frecuencia también a las "hermanas".
Con frecuencia, los escritores bíblicos describen a la humanidad como un conjunto de criaturas llenas de pecado, y necesitadas de redención. Ciertamente, no podemos estudiar a la humanidad en la Biblia en un sentido abstracto porque las afirmaciones acerca de ella "siempre son en parte pronunciamientos teológicos". En resumen, es bastante típico de los escritores bíblicos el que representen a la humanidad pervirtiendo el conocimiento de Dios en rebelión contra su ley (Génesis 6:3,5; Romanos 1:18-32; 1 Juan 1:10). Por consiguiente, Jesús hace un llamado universal al arrepentimiento (Mateo 9:13; Marcos 1:15; Lucas 15:7; Juan 3:15-18), como hacen varios autores del Nuevo Testamento. Ciertamente, "Dios ha colocado a los seres humanos en el centro mismo de su atención, a fin de redimirlos para si y habitar con ellos para siempre".
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