Nadie discute en el campo de la medicina, o el de la biología, sobre el origen del cuerpo físico del ser humano. En el momento de la concepción, cuando el espermatozoide de origen masculino se une al óvulo femenino, la molécula de ADN que hay en cada una de las células se despliega para unirse con el ADN de la otra, formando una célula enteramente nueva (el zigote). Esta nueva célula viviente es tan diferente, que después de fijarse en la pared del útero, el cuerpo materno reacciona enviando anticuerpos para eliminar al desconocido intruso. Só1o una serie de rasgos protectores especiales innatos del nuevo organismo lo salvaguardan de la destrucción.
Por consiguiente, es incorrecto que las defensoras del aborto se refieran al embrión o feto en cualquiera de sus etapas, llamándole "mi cuerpo". El organismo que se está desarrollando dentro del vientre materno es, en realidad, un cuerpo individual y distinto. A partir de la concepción, este cuerpo distinto producirá más células, todas las cuales retendrán el esquema de cromosomas exclusivo del zigote original. Por tanto, está claro que el cuerpo humano tiene su origen en el acto de la Concepción.
El origen del alma es más difícil de determinar. Con el fin de llevar adelante el estudio que sigue, definiremos el alma como toda la naturaleza inmaterial del ser humano (abarcara los términos bíblicos "corazón", "riñones", "entrañas", "mente", "alma", "espíritu", etc.). Las teorías sobre el origen del alma orientadas por principios bíblicos son tres: preexistencia, creacionismo (Dios crea directamente cada alma) y traducianismo (cada alma se deriva del alma de sus padres).
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