Algunos críticos de la Biblia sostienen que no hay manera de reconciliar la cosmogonía bíblica (su concepto sobre el origen y el desarrollo del universo) con lo que reconoce hoy la comunidad científica. Algunos eruditos bíblicos, tomando literalmente numerosas figuras literarias del Antiguo Testamento, sostienen que los hebreos creían que el universo estaba formado por una tierra plana, sostenida por "pilares" colosales, sobre un abismo acuoso llamado "lo profundo".
El "firmamento" (cielo)5 encima de ella era un arco sólido que contenía las aguas que se hallaban sobre la tierra (y que de vez en cuando caían a través de "ventanas" que había a en el arco). Algunos sostienen que los personajes del Antiguo Testamento creían que el sol, la luna y las estrellas se hallaban todos en el mismo plano dentro de este arco situado sobre la tierra.
H. J. Austel, razonando contra esta interpretación excesivamente literal de los pasajes del Antiguo Testamento, explica: "El uso de un lenguaje figurado de este tipo no exige más la adopción de una cosmología pagana, de lo que el uso moderno del término 'levante' indica ignorancia astronómica. Con frecuencia, las imágenes son fenomenológicas, y esto es conveniente, al mismo tiempo que vívidamente lleno de fuerza."
Sin embargo, aun cuando resolvamos el problema del lenguaje figurado, siguen existiendo algunas dificultades. ¿En quo" lugar de la cosmología bíblica colocamos a los fósiles del dinosaurio? ¿Hay alguna evidencia a favor de un diluvio universal sólo unos cuantos miles de años antes de Cristo? ¿Es cierto que la tierra tiene cuatro mil quinientos millones de anos? La mayor parte de los evangélicos, convencidos de que el mundo de Dios está de acuerdo con la Palabra de Dios, buscan respuestas a estas penetrantes preguntas, y a otras.
Hablando en términos generales, los cristianos evangélicos siguen uno de los cuatro modelos que intentan proporcionar una armonización entre la revelación especial de Dios (la Biblia) y su revelación general (lo que observamos hoy en el universo). Estos puntos de vista son (1) la evolución teísta; (2) la teoría de la interrupción, llamada también el concepto de ruina y reconstrucción; (3) el creacionismo por decreto, llamado también teoría de la tierra joven; y (4) el creacionismo progresivo, llamado también teoría de los días-épocas.
Examinaremos brevemente todos los anteriores, con la excepción de la evolución teísta. El estudio de ésta no sirve aquí a ningún propósito útil, porque básicamente, sus partidarios aceptan todo lo que propone el evolucionismo secular, con la condición de que se indique que Dios estaba supervisando todo el proceso. Los partidarios de la evolución teísta niegan, como es de esperar, que se usen yatsar y asá en una forma paralelamente sinónima en los relatos de la creación, sino que en lugar de esto, incluyen el concepto de una evolución que ha tenido lugar a lo largo de largos eones de tiempo.
Además de esto, necesitaremos hacer ciertas generalizaciones en nuestro estudio. Aunque un escritor no represente de manera adecuada de cierto modelo el consenso en todos los detalles dentro del modelo, por la brevedad, podemos permitir que ese escritor represente a todos, de una manera general. En realidad, no hay un solo autor que este de acuerdo con todas las conclusiones a las que llegan los demás que sostienen el mismo punto de vista. Por ultimo, muchos autores no especifican la identidad de su modelo general.
Dejando a un lado la evolución teísta por el momento, los otros tres puntos de vista están de acuerdo en que la macroevolución, la transmutación de un tipo de organismo en otro tipo mas complejo (esto es, la evolución entre especies), nunca ha tenido lugar (como que un reptil se haya convertido en ave, o un mamífero de tierra se haya convertido en mamífero acuático). No obstante, los tres puntos de vista están de acuerdo en que se ha tenido lugar una macroevolución, una serie de cambios pequeños dentro de los organismos (esto es, la evolución dentro de una misma especie, como el cambio de color en las polillas, el cambio de longitud en el pico o en el color del plumaje de las aves, o la variedad que observamos en los seres humanos, todos los cuales son descendientes de Adán y Eva).
Los tres puntos de vista están de acuerdo en que se debe adorar a Dios como el Creador, y en que El, sobrenaturalmente, y sin la interrupción de ninguna otra causa o agente (por medio de actos creadores distintos y sobrenaturales), creó a los antepasados genéticos de los grandes grupos de organismos vegetales y animales que observamos hoy. Finalmente, los tres puntos de vista están de acuerdo en que los seres humanos derivan su valor, o dignidad, del hecho de haber sido creados directamente a imagen de Dios. En el estudio que sigue, debemos mantener siempre presentes las zonas de acuerdo citadas en este párrafo.
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